Todos me cuentan sus batallitas,
algunas incluso internacionales.
Pero aquí estoy, rodeado de juventud,
con las mismas historias de estudiantes
de siempre.
Todos hemos sido jóvenes y nunca nos sentíamos solos, o por lo menos, no todo
el tiempo.
No se conocía qué era aquello de sentirse mayor e invisible.
El tiempo pasa muy rápido
el cuerpo te pide casa.
Ojos claros y manos blancas.
Serenidad en el banco de pruebas.
Se puede sentir uno muy vivo
estando muerto.
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