El Señor del Armario a veces parecía algo triste. Ponía mi oreja cerca de la puerta para escuchar sus improvisadas peroratas que no venían a cuento. Apagaba la tele y me sentaba frente al armario. No era como mirar a la lavadora dando vueltas. Era algo más profundo. Filosofía, experiencia de vida, verdades de perogrullo, anecdotario tradicional, no lo sé. Un día apunté uno de sus monólogos. Decía así : "- Venimos gratis y nos vamos gratis de este mundo. Pero siempre nos están recordando que lo de en medio, la vida, cuesta dinero. Somos sujetos económicos. El amor, siendo lo más importante, no cuesta nada. No es cuantificable. Pero serás valorado por tu éxito económico. Si vivimos en el materialismo puro, sin valores superiores que nos trasciendan, ten preparada siempre tu chequera. De adolescente, con 14 años, yo no entendía la obsesión por el trabajo y el dinero. Sólo sabía que había nacido gratis. Pero la vida es como quedarte atrapado dentro de un banco, con el atracador apu