Juan Manuel Santiago León / ARTE DISPERSO

1. Silencio Administrativo Añoro aquellos tiempos de horror innombrable bajo la cama. Saltar sobre el edredón de mis padres los sábados por la mañana. Tener tiempo para el chocolate y los gritos desde el balcón :- ¡Baja a la calle, traidor!, me llamaban.. Ahora la normalidad reclama que cada uno vaya a los suyo. Nos comunicamos por el aire, somos como los gases y la alergia. Hasta los funcionarios parecen amigables en el Apocalipsis. No tenemos más ojos que para nuestro camino. Esto lo hemos elegido. Y ya no podemos quejarnos del silencio administrativo. 2. Propiedades La gente ingenua cree en la propiedad privada y en el libre mercado. La gente inocente cree que solo es respetable quien tiene dinero. En un mundo así, ningún dios es necesario. Siempre fue de esta manera. Solo el que cree en algo es revolucionario. Puede matarte o salvarte, sin medias tintas. Quién creyera en algún dios anticapitalista. Busco esa yihad interior. Un chaleco de explosivos que sea mi guía. Las idea