Juan Manuel Santiago León / ARTE DISPERSO

Podría hablar en otro idioma para invocarte, pero lo que importa es la lengua del corazón. ¿Dónde estás hoy? ¿Qué haces?. No es la distancia lo que asesina, no es el temor a perderte, la amistad es enorme, se hace un gigante. Las personas sensibles nos vamos muriendo debajo de la losa que creó el sistema. Pero aún así, tú resistes.

Echo de menos el silencio. A pesar de las masas inquietas de ciudadanos que se trasladan en metro o en carretera, hoy no oigo, me introduzco dentro y pienso, arrodillado en mi templo interior. Silencio. Intento hacer crecer el amor dentro de mí por todo y para todos, un sentimiento benéfico que se expanda por mi alrededor y haga el bien sólo con su influencia. Como quien ora como quien medita. Pienso en personas queridas y las nombro en silencio. Las amo, me lo digo y lo comunico también a ellos. Sin palabras. Silencio. Silencio.