Juan Manuel Santiago León / ARTE DISPERSO

La carretera es como aquella alfombra roja que te ponen a los pies cuando eres rico y aceptado. Sea usted bienvenido a esta casa. Mejor dicho, a este palacio. Las cosas se ven de otra manera, en cámara lenta. Para soportar mejor la vida moderna, se inventó el cine y el automóvil. Fuegos fatuos advenedizos que no te roban nada.. Pero, y los amigos, aquellas almas casi gemelas que trotaban en el bosque sagrado, ¿ahora dónde residen, qué hacen en las sombras de la oscuridad? Con mis hijos no puedo hablar del caos ni de la guerra, no me lo perdonarían, su razón de ser es la existencia, el progreso, superarnos, batirnos en duelo y enterrarnos. No podemos hablarles de la muerte como si fuera una compañera. Nosotros estamos más cerca, pero quizá alguno podría darnos un susto. Pero cuando somos sus copilotos, nos sentimos los amos, aunque ellos no puedan darse cuenta.