Odio vivir en el pasado, incluso recordarlo. Pero me viene a la memoria un antiguo amigo, Pedro Güido, por aquel año del 97. En una de nuestras reuniones cannabicas en la Plaza de Colón, él nos hablaba de momentos cronopios y de atafrukas, encendidos chisporroteantes de la mente lúcida. La reflexión filosófica aparecía en nuestras mentes por contagio empático, el análisis de los sueños a la manera del psiquiatra Jung, los viajes chamánicos de Carlos Castaneda y el cine de Fellini, 8 y medio ante todo. 8 y medio es igual a 4, la totalidad. ¿Era eso?. La verdad es que aunque ya todos seamos otros, tengo que agradecerte, Güido, que nos comunicaras aquellos mundos y que nos situaras en las puertas de otra percepción. Lo pasamos bien, lo sentimos mejor. Ahora es polvo del pasado, pero todavía huele a Joe por aquí cerca......