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Mostrando entradas de agosto 29, 2006

no he olvidado el rosetón de san lorenzo

no he olvidado el rosetón de san lorenzo ni la calle arenillas donde nació mi padre, no paso ya por la plaza de la paja, pero sé que bebí de su fuente. no olvido la magia de la cuesta de rey heredia ni los patios interiores que se adivinan detrás de las tapias, no me olvido de las casas encaladas de las 7 revueltas ni de las salamanquesas hipnotizadas por los faroles amarillentos. ciudad cordura, córdoba para los no iniciados, espera como un lugar aún no mancillado por un dan brown cualquiera, no sé si hubo templarios o rosacruces en los laberintos subterráneos de la mezquita, sólo sé que debajo del río hay algo, los niños ahogados en los años 50 y los fusilados en la parilla del cementerio. no he olvidado a mi abuelo radiotelegrafista en la batalla del ebro ni a mi otro abuelo panadero de intendencia, no he olvidado a mi padre aprendiz de tantos oficios cuando niño, ni a mi madre visitando a su abuela en la calle montero. tantas vidas que no siendo la mía aquí quedan como homenaje al

Partido Nuevo Amigo Integrado (la alegría me desarma)

Amigos míos, me gusta la vida, y es extraño. Que todo marche bien huele mal en estos tiempos cínicos, la felicidad tiene mala prensa, no mola, no es oscura, no es gótica. Saltar de alegría escama, ese atolondrado debe ser un enfermo mental, es sospechoso de algo seguro. Cuando las cosas te van razonablemente bien, más vale que no lo divulgues, y si lo haces, rebájalo, ponle peros, cuídate de los envidiosos que te rodean por todas partes. No digas que tienes dinero, no comentes que quieres a tu mujer y que ella te quiere, no compartas que tus hijos te hacen feliz, y sobretodo, no des ideas, que te las copian y se aprovechan. Ya se sabe que Emilio Aragón tiene un equipo de espías multiformes que se acodan en todos los bares del país y miles de cámaras ocultas en todas las esquinas de las empresas donde trabajáis. El enemigo acecha en donde menos te esperas, no puedes confiar ni en los amigos más íntimos, ni en la familia más cercana. Te aconsejarán mal, se meterán donde no les llaman, no