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Mostrando entradas de julio 24, 2009

La emoción es un ánade ciego y la belleza un cisne cojo

Como en un manglar estudio las bellas metáforas miro el vuelo de las aves y a las que están posadas en los juncos les pido una sola imagen. El recuerdo de una sensación que ya no sé cómo se llama; en el interior una muerta resucita y la lágrima revive con pretensión de comedia antigua. Si tuviera suficientes estudios y un diccionario público de palabras que sirvieran a alguien, sabría al instante cómo se llama : sólo tu nombre. Yo no sé si quiero ser naturópata o naturista biólogo, zoólogo o aventurero si llevar una mochila a la espalda con una brújula y en el pie un escorpión yo no sé si la vida es alta o baja si hay camino de vuelta o es tremenda estampa, no sé más lo que veo lo que intuyo que habita más allá de mí una geografía cubierta de plantas una marisma llena de flamencos. Y si de repente cierro el libro y no quiero escribir más, ¿se hará menos presente la vida por eso? ¿Se hará menos soportable? Sentirse en números rojos puede ser el principio de algo nuevo, me quito las gafa

A un dios niño

Si hubiera una deidad infantil.. ya lo hay : caprichosa, arbitraria, injusta llena de odio y de infinito amor por todos los animalitos del universo. Según sus cambios de humor, los aplasta o les hace una casita con piedrecitas de río. Nosotros los listos las criaturas ventajistas los egocéntricos ambiciosos llenos de barro a su imagen y semejanza lejanos y cercanos según el punto de interés la coordenada materialista la venta la compra el alquiler del alma. ¿Dónde está ahora este dios niño? ¿En qué columpio su San Juan compone el canto espiritual de caca pis pedo paja? ¿Y ese ser omnipotente tiene madre? ¿Quién le limpia los mocos-hombre? ¿quién se acuerda del aborto abortado en el último momento? Dicen que a los hijos se les quiere pero en este caso no es gratuito. A un dios niño se le quiere con condiciones: que nos conceda todo lo que pidamos. El deseo infantil no conoce límites.