Juan Manuel Santiago León / ARTE DISPERSO

Estás solo ahora, sin duda. Morirás de cáncer, como todos nosotros. Llegará el día en el que tus hijos negarán haberte conocido. Cuánta juventud perdida a tu lado. No eres también metástasis, sino aceite tóxico, charco de petróleo, lluvia ácida. No te basta con revolcarte en el lodo, quieres esparcir toda tu mierda, acusarnos de ingénuos idiotas de buenas personas sin rumbo. Pretendes que tus palabras sean literarias, que este intercambio de pedanterías sirva para algo bello; ni una cosa ni la otra. Esto no sirve para nada, nisiquiera para hacer daño. Siento tristeza por todo el tiempo desperdiciado a tu lado por la elección de tan malas amistades que me han hecho aborrecer una clase de ser humano. Siento compasión por ti. Pesar lleno de inutilidad. Vano porque vale más la pena esta emoción que a quien va dirigida. Menos mal que todo ha quedado atrás, que nada de eso me define ahora. Es como un mal sueño lejano, insulso, que se irá con el alba.