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Mostrando entradas de noviembre 25, 2016

Crucifixión

Hace algunos años *Simón del Desierto se presentó en el Parque de Colón como un aventurero clandestino regresado de un viaje de iniciación abrió sus largos brazos, y todavía enfermo de una herida mal curada, comenzó a contarnos una historia sobre unas islas : Alrededor del fuego, él sólo logró recordar una waiata de Serrat, pero el idioma les cautivó tanto, que todos los nativos le acompañaron con gritos y danzas. Sus ojos brillaron cuando recordó su paso por ChristChurch, y en su mal inglés trataba de relatarle su azarosa vida a un señor mayor bondadoso. Años después, Simón fue misionero en Mauritania donde se hizo amigo de una monja de Tonga con la que jugaba al baloncesto y los dos reían por estas casualidades de la vida. Nada de esto parecía verídico, pero Simón nunca mentía le teníamos mucha envidia porque era imposible que fuera tan bueno. Nos sentíamos como la Inquisición frente a Marco Polo no nos creíamos su recurrente arohanui su sonrisa complacient