Juan Manuel Santiago León / ARTE DISPERSO

No me puedo creer que los directivos de Carrefour compren en el Corte Inglés, cuando mi padre lleva años siendo fiel, llámese Hiper, Pryca o Carrefú. Invitaron a mi madre a una reunión de clientes veteranos. Da gusto que te traten tan bien los hipermercados. Nunca hubo horror en el ultramarinos. Ni terror en el supermercado. Pero un genio de oficina se inventó el rincón delicatessen para que la fruta y la verdura más cara costara. No hay derecho. Perdimos la confianza en el tío con gafas que pesaba las manzanas. No me puedo creer que los directivos del Carrefour se vayan a pasear al Alcampo, y no precisamente a recoger aceitunas.

¿Dónde quedaron tus canciones de Myspace? ¿Era la Biblia el orígen del lenguaje de tus sueños? En el espacio exterior no existen los padres y la muerte es un eterno vacío. Yo sé que tú ya no te comunicas por el Messenger que las cosas ahora son más fáciles y no se cuelgan por tonterías. Pero aún así, ¿por qué le tienes miedo a Skype? Daría igual vivir aquí al lado que en Australia te iban a querer igual de poco cada uno con sus cosas sumergidos en terapias de ahorro y en viles asuntos sin importancia. Mucho más importante es acostumbrarse a no vernos en absoluto. Al final de tus días te cuidará un inmigrante rumano a base de dinero negro. Ya lo sabes. Ve ahorrando.