no he olvidado el rosetón de san lorenzo ni la calle arenillas donde nació mi padre, no paso ya por la plaza de la paja, pero sé que bebí de su fuente. no olvido la magia de la cuesta de rey heredia ni los patios interiores que se adivinan detrás de las tapias, no me olvido de las casas encaladas de las 7 revueltas ni de las salamanquesas hipnotizadas por los faroles amarillentos.
ciudad cordura, córdoba para los no iniciados, espera como un lugar aún no mancillado por un dan brown cualquiera, no sé si hubo templarios o rosacruces en los laberintos subterráneos de la mezquita, sólo sé que debajo del río hay algo, los niños ahogados en los años 50 y los fusilados en la parilla del cementerio.
no he olvidado a mi abuelo radiotelegrafista en la batalla del ebro ni a mi otro abuelo panadero de intendencia, no he olvidado a mi padre aprendiz de tantos oficios cuando niño, ni a mi madre visitando a su abuela en la calle montero.
tantas vidas que no siendo la mía aquí quedan como homenaje al infinito cuando ya no estemos.
Que el programa informático Generador de Libros de Dan Brown, autor de todas las novelas con sinopsis calcadas que llenan las estanterías de las librerias, no se entere, pero Sí, por los subterráneos de Ciudad Cordura se movieron, y quizás sigan haciéndolo, la Garduña, antiguo gremio de ladrones y asesinos reconvertido por la Inquisición en su servicio secreto y de espionaje. Tiempo después se escindieron y transformaron en una organización secreta e independiente, o puede que sólo secreta, aparentemente enfrentada con otra facción con sede en Toledo. Según algún comic, dan cobertura a La Magdalena, la asesina del Vaticano y descendiente de la estirpe de David y Jesucristo, como después reflejó el Generador en su más famosa novela.
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