
Echo de menos el silencio. A pesar de las masas inquietas de ciudadanos que se trasladan en metro o en carretera, hoy no oigo, me introduzco dentro y pienso, arrodillado en mi templo interior. Silencio. Intento hacer crecer el amor dentro de mí por todo y para todos, un sentimiento benéfico que se expanda por mi alrededor y haga el bien sólo con su influencia. Como quien ora como quien medita. Pienso en personas queridas y las nombro en silencio. Las amo, me lo digo y lo comunico también a ellos. Sin palabras. Silencio. Silencio.
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