Echo de menos el silencio. A pesar de las masas inquietas de ciudadanos que se trasladan en metro o en carretera, hoy no oigo, me introduzco dentro y pienso, arrodillado en mi templo interior. Silencio. Intento hacer crecer el amor dentro de mí por todo y para todos, un sentimiento benéfico que se expanda por mi alrededor y haga el bien sólo con su influencia. Como quien ora como quien medita. Pienso en personas queridas y las nombro en silencio. Las amo, me lo digo y lo comunico también a ellos. Sin palabras. Silencio. Silencio.
Hoy, querido amigo, deberíamos olvidarnos de todo para así darnos la mano tranquilos. Recuerda esos momentos en la muralla embriagados en nuestras confidencias parecían palabras de otro tiempo mas cuanto daño nos hicieron. Si sólo nos unía la mala suerte ¿por qué la convertimos en pose de fracaso?. Otros confundían nuestros nombres alguien nos dijo que simulábamos ser hermanos en la lejanía todo se confunde todo debería ser perdonado. Nunca volverá ser lo mismo, lo sé la vida parece tener otros propósitos ajenos a antiguas aventuras. En el relativismo que a veces odio se encuentra la perfecta excusa para alejarse e instalarse en el eterno desencanto. Las películas que ahora se ven en la soledad de un cine vacío ya no nos dicen lo mismo aunque las estrellas sean las de siempre sus rostros parecen haber cambiado. Somos mejores cuando escribimos torcido somos mejores cuando fotografiamos espectros. Los insultados han creado un mundo más habitable. Pero la sinceridad se vende caro cuando l
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