Hubo un tiempo en el que buscaba leer prosa arriesgada o experimental, con referencias y modos metalingüísticos, o sacados de otros géneros como el cine, la tv o internet. Pero no todo el mundo puede, ni debe, ser Roberto Bolaño. De Pablo Gutiérrez no sabía nada, no conocía sus libros anteriores. Me dejé motivar por el texto de las solapas, y lo agarré de la estantería de la biblioteca del pueblo. Craso error. Hoy lo devolveré sin terminarlo, aburrido. La historia, demasiado fragmentada y coral, no parece concluir nunca. El personaje principal, Marco, recién desempleado y con ínfulas de artista, con el cual pude vagamente haberme sentido identificado al principio, va desgranando sus orígenes y exrravagancias, mezclando su trayectoria con otros personajes que forman el medioambiente de su actual vida limitada y sin horizonte. Pero, ¿adónde nos quiere llevar el autor?. ¿A mostrarnos su ingenio y dominio del espacio-tiempo?. No engancha, aburren esos saltos. Quiero buenas historias, personajes que tengan fundamento y agarre. Que vayan a alguna parte. No me vale la pretensión de crear un fresco social y antropológico de una época de crisis. Cuéntame algo que no sepa. Con pena, lo devolveré esta tarde..

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