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LAS ENFERMEDADES DEL FUTURO


No me asustan aunque soy un poco cobarde. Cobarde. Cobarde. Lo repito para aceptarlo. Cobardica. Y toda esta sensatez. Hasta la manera de impedir tener hijos. Sensatez en la cama, con los horarios y las liebres entre las sábanas. Fetiches. El comercio de los sentidos. Tan conservador, pero que no me quiten el agujero en la pared. El dolor en la espalda por la mala postura. Depresiones físicas en tu nuca. La saliva se escapa, el sabor a tabaco en tu boca. Mi atmósfera falsa de ajo. No me gusta el ajo.
Estás trabajando. No puedes estar ociosa, disfrutar del cansancio. El despertador suena y yo lo detengo. Las ojeras que te bajan a la tierra. Venga, que llegas tarde. Haré la cama, no te preocupes. Quítate el camisón. Mira, te preparé la ropa. Pónte la falda tableteada, la chaqueta pasada de moda para usar en los bullicios. Métele el micrófono en la boca. Méteselo. Que escupa toda su rabia. El imperio occidental. Nunca te inventas la noticia con esos ojos rasgados. La alimentación sana, el pudor de antes de hacer el amor. Las aureolas rosadas donde tú ya sabes. Correr en parques vacíos. Tropezar con los periquitos. El sol de fín de año, tan pronto. Espérame, no he traído el cronómetro. Somos jóvenes, amor.

Ya no pienso en tí. Collages para matar el tiempo. Y canciones psicodélicas que me hacen volar la mente. No soy tan bueno como pensaba. Ni tan guapo. La timidez era un camelo. El bluff se resolvió buscando la comodidad. Pasar de una colina a otra fue un espejismo, la realidad es la humildad no solo escrita. Sábado por la tarde. Cielo atormentado. No quería indicar las fechas. Ella me hizo caso. Ya no sé cuando me escribe. Bien. Una historia más. Aspiro a la universalidad. Menos mal que hay con quien hablar y bromear. Vamos a echarnos unas risas. Enamorarse es una pesadez. Pero desearla no. Ya estoy harto de posar en los altares. ¿Cuándo me entregaré?. ¿A quién?. Haré que me informen. No se me ocurren nuevas estrategias. Paso por una crísis de imaginación. ¿Qué hago aquí?. En la primera página era fácil. Hablar de no querer crecer, jugar con los muñequitos todavía, qué gran placer. Pero, ¿qué pasa con este déficit?. No quiero evitar pensar en ello. Todas estas palabras son sublimaciones. Los que pintan, ¿también se masturban de esa manera?. Es simplista. Pero me mofo de mí. Agencias de Contactos. Joder, yo quiero que se interesen por mí. Tanto como a cualquiera, ni más ni menos. Yo ya me he interesado, dibujé lucky lukes en declaraciones de amor infantiles. Pero nada. No debo quejarme. Paciencia. Esperanza. Suscitar el sentimiento de la caridad. Menos nervios. Ya he hecho demasiado. Toca esperar. El aburrimiento mata. Ese ansia maldito. Paradlo. No voy a beberme el mundo de un trago. Piano, piano, sin café por las mañanas. Vale.
Me siento un seminarista reprimidillo. Excitantes para las neuronas esquivas. Conciertos en naves pequeñas. Ponerse a 100. Decía una canción: "Soy hombre libre de mente libre."
Vivir drogado siempre.

Los ojos agotados. No por ver demasiado. Acostarnos tarde. La televisión nocturna nos resolverá la papeleta. Relajarse.
Cambiar el canal y volver a la antena manual. Estropearse la vista con imágenes pobladas de hormigas. Querer estar siempre acompañado como un gran solitario. Las poses. Las chicas bajitas. No saber construir frases. Los institutos desvencijados por el tiempo. Las gafas de sol. Darle la bienvenida a un nuevo día. La ocupación de la mañana. El estudio de posibles idiomas expresivos. Hipotecar el deseo en ello. No ser el único e ignorarlo. Tenderse en la hierba. Los infiernos propios. Las despedidas que no cesan. El azar programado. El tour de force por superficies de productos variados a precios tirados. Salir por la puerta sin haber consumido nada. Que no te hablen por no se qué, ya no me acuerdo. Y la pérdida de tiempo consiguiente. Sí me acuerdo. Quedarse en casa. Morir. Morir en el cuarto.

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