
Cuando salía del metro esta tarde-noche, he pensado, quizá como retorcido consuelo, que si existiera de verdad la Reencarnación de las Almas, mi vida ahora en esta época, sería o un premio o un descanso, pues aunque el trabajo sea duro y poco gratificante, no se puede comparar una existencia aburrida y gris en el primer mundo, cómodo y seguro, con mil ciento una vidas anteriores llenas de penalidades, hambre, guerra y muerte. Posiblemente alguna sería placentera, pero como no es posible acordarse de ninguna de ellas, ¿qué más me da?. Entre un ramillete abierto de ficciones posibles, elijo la que mejor me plazca.
Comentarios
Publicar un comentario