Escondido en la jungla de ordenadores, saturado de cifras y aranceles mentales,apretado entre gente extraña, en barrios demasiado poco aislados, rodeado de rascacielos y hospitales masificados,
me acuerdo de Julio Anguita jugando su partida de cartas dominical en el bar de toda la vida,
me acuerdo de mi tío Rafael yendo con sus amigos solterones a la Feria, siempre alegre, siempre sabio, siempre con la gracia popular del desocupado,
me acuerdo de mi madre conversando con la Vírgen de los Dolores, pidiéndole por mí, que me siento tan poco pagano, aunque nada de malo tienen los chascarrillos de verano ni el acento que he perdido, o quizá inconscientemente ocultado,
me acuerdo de que he de volver, aunque sea a suicidarme junto a las tapias del río.
Me gustaría haber aprendido el bello arte de ser vago, de disfrutador relajado, de sureño senequista, animal de sol y luz, de los que saben el nombre de su tribu.
Haber tenido un buen motivo para quedarme a vivir entre las flores.
Y sólo tengo vagos motivos para quejarme, injustos, egoístas, tenebrosos..
Volveré a saber quién soy y de quienes parto.., yo el peor de todos, el que menos merece tomarse un vargas contigo.
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