En los años 60 surgió el auge del cómic popular inglés, con títulos como Zarpa de Acero, Mytek, Dan Dare y Kelly Ojo Mágico (sic) entre decenas de otros muchos. Se editaban en historietas de unas 4 páginas integradas en revistas de gran tirada. En 1.984 desaparecieron todas de un plumazo.El fenómeno de la violencia futurista paródica del Juez Dredd en la algo más reciente editorial 2.000 A.D. continúa aun.
Alan Moore ha llevado a cabo lo que comenzó siendo un ejercicio de nostalgia y ha terminado siendo una apasionante investigación al mundo de aquellos cómics que el servicio secreto inglés hizo desaparecer.
¿Existieron (y existen) realmente Louis Grandell (Zarpa de Acero), Tim Kelly y su ojo de Zoltec o Laszlo Gogra y su simio robot gigante?.
¿Firmaron todos los autores de la editorial que sacaba aquellas revistas un acuerdo de silencio con el gobierno inglés? ¿Sobrevivió Margaret Thatcher a aquella explosión del año 84 porqué estaba en otra planta del edificio como afirmaron los medios o tenía ya en su poder el protector ojo de Zoltec?
Los más jóvenes súbditos ingleses parecen haber olvidado la tradición de monstruosidad británica, desde el Doctor Jeckyll al hombre elefante y Jack el Destripador, pero sigue ahí, detrás de una cortina, esperando. Quizás formando una secreta liga de hombres extraordinarios o agazapados en los sótanos del profesor Quatermass. Es cuestión de tiempo que el absurdo y las pistolas de rayos de la muerte salgan a las calles de nuevo.
Alan Moore ha llevado a cabo lo que comenzó siendo un ejercicio de nostalgia y ha terminado siendo una apasionante investigación al mundo de aquellos cómics que el servicio secreto inglés hizo desaparecer.
¿Existieron (y existen) realmente Louis Grandell (Zarpa de Acero), Tim Kelly y su ojo de Zoltec o Laszlo Gogra y su simio robot gigante?.
¿Firmaron todos los autores de la editorial que sacaba aquellas revistas un acuerdo de silencio con el gobierno inglés? ¿Sobrevivió Margaret Thatcher a aquella explosión del año 84 porqué estaba en otra planta del edificio como afirmaron los medios o tenía ya en su poder el protector ojo de Zoltec?
Los más jóvenes súbditos ingleses parecen haber olvidado la tradición de monstruosidad británica, desde el Doctor Jeckyll al hombre elefante y Jack el Destripador, pero sigue ahí, detrás de una cortina, esperando. Quizás formando una secreta liga de hombres extraordinarios o agazapados en los sótanos del profesor Quatermass. Es cuestión de tiempo que el absurdo y las pistolas de rayos de la muerte salgan a las calles de nuevo.
Desde Dentro del laberinto hasta Doctor who 2005, qué buenos ratos nos ha hecho pasar la fantaciencia británica, imaginativa y cruel.
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