Me he muerto mil veces como Munchausen y sólo una he resucitado. Fue en un verano sin límites y tú estabas allí.
Se estaba terminando y había que regresar. Mis lágrimas no tienen término. Enséñame sinónimos que me ayuden, porque yo ya no puedo más. Entre las olas soy otro ahogado.
Pero tu amor no tiene fín, en la arena me enterrarás y no me quejaré. Moriré otra vez para resucitar después de esta canción.
Bocángel
A pagó el teléfono para que ningún conocido le volviera a recordar que la mejor película era El Padrino, o El Resplandor, o 2001. Fuegos fatuos. La mejor película era aquella en super-8 en la que salía su abuelo. Un clásico inolvidable aquella cinta VHS alquilada por 1 euro en La Fuensanta. Su hermano saliendo de casa a horas extrañas para traer una peli de serie b casi inencontrable. Disfrutarla juntos y después comentarla. No quiero a Stanley Kubrick hurgando en mi cabeza. Las películas que me gustan me las grabo yo de la tele. Cuánto más raras, más familia. Señor, llévame a Barsoon pronto...
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