En este sueño éramos un grupo de turistas que entrábamos en una especie de museo-catedral de un país nórdico indeterminado. Me dirigía a un mostrador con postales y recuerdos. Le hablaba a la chica en inglés, y ésta me señalaba donde estaba la cafetería del museo. Allí nos dirigíamos el grupo. Nos sentábamos en la barra, y el camarero, al principio, se dirigía a nosotros en una lengua inexplicable. Medio en broma y sin ningún pudor,yo comenzaba a hablarle en itagnolo, esa lengua mixta entre italiano y castellano, y sorprendentemente me entendía, contestándonos en ese idioma extremo. La gente del grupo nos mirábamos incrédulos y empezábamos a charlar entre nosotros en ese chapurreo de italiano, que todos, de repente dominábamos. (Era como si la llama del espíritu santo se hubiera aposentado sobre nuestras cabezas y nos hubiera dado el don de lenguas).
*Interpreto este sueño como un desahogo de mi penúltima obsesión por mejorar mi dominio de una lengua extranjera al tener en vista salir fuera del país próximamente. Aunque en realidad, no tengo un gran dominio de ninguna, es como si sintiera que he ganado en seguridad para comunicarme, aunque siempre lo paso mal cuando salgo porque padezco el típico pudor (y sudor) del inseguro en lenguas.
*Nota : Me parece muy interesante esa época, quizá por el siglo XI, en el que nuestras lenguas latinas aún no estaban tan diferenciadas y en el que pobladores de nuestros antiguos países mediterráneos podían comunicarse sin problemas. Si uno escarba en las raíces del castellano antiguo, descubre palabras similares al portugués de hoy, al italiano, al catalán, al occitano y al francés. Cuando las lenguas aún no estaban relacionadas con el nacionalismo y sólo eran vehículo de comunicación. El castellano como lengua fronteriza que tomaba del vasco, del aragonés, del mozárabe, y un juglar saltaba del reino de navarra al de aragón, y de allí a francia, y sus canciones eran entendidas.
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