Hoy he soñado que un médico me decía que tenían que introducirme una válvula en el corazón y había que operar lo más rápido posible. Con cierta inquietud, claro está, le respondía que prefería no pasar por ese trago, y que decidía medicarme o no hacer nada. Me daba miedo la anestesia general y el dolor de la recuperación posterior. Todo esto, como suele pasar en los sueños, entremezclado con episodios viajeros por una ciudad desconocida, calles y domicilios que desconozco pero que parecían habituales.Otra vida tan real como la de la vigilia. A veces se encuentra a una persona que te guía o te comunica algo especial e importante. Es como el viejo sabio o la bruja de los cuentos. En los sueños, la personalidad del soñador se desdobla en arquetipos o personajes que cumplen una función determinada, como en la ficción de las obras de teatro, las novelas o el cine. Decía Jung, gran estudioso de los sueños, que lo mismo que heredamos características físicas por medio de la genética, también heredamos de nuestros ancestros los símbolos culturales, que se añaden al ADN de los descendientes, o según otras teorías más arriesgadas, que la cultura está en el aire, a cielo abierto, una supraconsciencia colectiva que nos comunica a unos con otros como especie. En nuestro cerebro tenemos arquetipos más primitivos, asociados a imagenes de animales, que provienen de emociones más básicas, miedo, ira, alegría, etc.., del hombre prehistórico y otros más elaborados, asociados a la civilización. Soñar es útil, nos hace resolver conflictos internos y externos, y quizá, porque no está demostrado, nos abre la puerta a la conciencia colectiva, por lo que podemos vivir las vidas de otros, seres reales o imaginarios con características humanas creíbles.no sé si era el científico James Lovelock u otro el que proclamaba un futuro en el que se traspasaría nuestra consciencia a un superordenador y allí viviríamos eternas existencias virtuales que nos parecerían muy reales. Como si soñaramos para siempre. Todo por escapar de la NADA, del VACÏO.
Hoy he soñado que un médico me decía que tenían que introducirme una válvula en el corazón y había que operar lo más rápido posible. Con cierta inquietud, claro está, le respondía que prefería no pasar por ese trago, y que decidía medicarme o no hacer nada. Me daba miedo la anestesia general y el dolor de la recuperación posterior. Todo esto, como suele pasar en los sueños, entremezclado con episodios viajeros por una ciudad desconocida, calles y domicilios que desconozco pero que parecían habituales.Otra vida tan real como la de la vigilia. A veces se encuentra a una persona que te guía o te comunica algo especial e importante. Es como el viejo sabio o la bruja de los cuentos. En los sueños, la personalidad del soñador se desdobla en arquetipos o personajes que cumplen una función determinada, como en la ficción de las obras de teatro, las novelas o el cine. Decía Jung, gran estudioso de los sueños, que lo mismo que heredamos características físicas por medio de la genética, también heredamos de nuestros ancestros los símbolos culturales, que se añaden al ADN de los descendientes, o según otras teorías más arriesgadas, que la cultura está en el aire, a cielo abierto, una supraconsciencia colectiva que nos comunica a unos con otros como especie. En nuestro cerebro tenemos arquetipos más primitivos, asociados a imagenes de animales, que provienen de emociones más básicas, miedo, ira, alegría, etc.., del hombre prehistórico y otros más elaborados, asociados a la civilización. Soñar es útil, nos hace resolver conflictos internos y externos, y quizá, porque no está demostrado, nos abre la puerta a la conciencia colectiva, por lo que podemos vivir las vidas de otros, seres reales o imaginarios con características humanas creíbles.no sé si era el científico James Lovelock u otro el que proclamaba un futuro en el que se traspasaría nuestra consciencia a un superordenador y allí viviríamos eternas existencias virtuales que nos parecerían muy reales. Como si soñaramos para siempre. Todo por escapar de la NADA, del VACÏO.
Creo que era el escritor Philip K. Dick el que tenía algún relato en el que se transfería la conciencia de los muertos a un ordenador. Por cierto, hay una biografía novelada del escritor en tono onírico e irreal, mezcla sucesos reales con otros no tanto. Se llama FLUYAN MIS LAGRIMAS.
ResponderEliminarHace dos noches soñé yo que hablaba con un hombre, y éste tenía escritas las palabras en la cara, frases enteras en letra pequeña y clara. Qué alucine, es como si pudiera ver lo que pensaba.
ResponderEliminartu sueño, nefer, parece un capitulo del almuerzo desnudo, de una peli de greenaway o de un cuadro de matisse.
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