Cabriolas en el agua
y olor a porro fino.
Niños que piden atención
a los canguros socorristas.
Otros que se tiran de cabeza, bomba, de espalda, campeones de salto de longitud llegados del gueto.
Unidos por la falta de urbanización y piscina comunitaria,
los pobres, los extranjeros, los turistas, los que viven en el centro,
remojan sus cuerpos doloridos.
Los niños ansiosos, los que pasan de las normas, los que fuman a escondidas, los que beben ufanos en el chiringo del fondo,
comunidad de inmolestados,
donde el sol manda.
Árboles y gorriones en comandita
beben los vientos
por nosotros,
ignorantes a la otra fiesta
del rampante verano.
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