Está prohibido enamorarse, aunque sea un sentimiento auténtico y vivo, por el temor al sufrimiento. Se permite el sexo, la amistad superficial, conocer al otro solo cuando parece que está bien. Se permite utilizar, divertirse ahora por el interés de después. Se huye de la persona real, porque la intensidad de la verdad se nos antoja conflictiva y dramática. Y después nos quejamos cuando nos sentimos maltratados, utilizados, usados y tirados al basurero de (su) (tu) historia. Si das mierda, obtendrás mierda. Si das ambrosía, muchas veces también obtendrás mierda. Pero no podrás reprocharte nada malo.
Hoy, querido amigo, deberíamos olvidarnos de todo para así darnos la mano tranquilos. Recuerda esos momentos en la muralla embriagados en nuestras confidencias parecían palabras de otro tiempo mas cuanto daño nos hicieron. Si sólo nos unía la mala suerte ¿por qué la convertimos en pose de fracaso?. Otros confundían nuestros nombres alguien nos dijo que simulábamos ser hermanos en la lejanía todo se confunde todo debería ser perdonado. Nunca volverá ser lo mismo, lo sé la vida parece tener otros propósitos ajenos a antiguas aventuras. En el relativismo que a veces odio se encuentra la perfecta excusa para alejarse e instalarse en el eterno desencanto. Las películas que ahora se ven en la soledad de un cine vacío ya no nos dicen lo mismo aunque las estrellas sean las de siempre sus rostros parecen haber cambiado. Somos mejores cuando escribimos torcido somos mejores cuando fotografiamos espectros. Los insultados han creado un mundo más habitable. Pero la sinceridad se vende caro cuando l
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