Ahora comprendo a mi padre
cuando se sentaba con la mirada cansada
y hacía un amago como de querer hablar
pero se quedaba callado.
La televisión siempre encendida
y nosotros comentando la jugada.
Pero ahora sólo tengo hambre.
Miro muchas cosas;
todo está lleno de pantallas.
Tu corazón no abunda.
Sin abrazos ni reglas
nos acordaremos de los fantasmas
y querremos ir a su encuentro,
sin miedo
solo llanto.
Voces con eco al fondo de un pasillo.
El suelo industrial
el olor a tortilla de patata
Los titos a tu encuentro
una bicicleta de plástico
no, de metal
como de carreras.
La familia no habla.
Envejecen hasta los pomos de las puertas.
¿Quién las abrirá el próximo año?
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