Un teleoperador se da cuenta pronto de que la naturaleza humana es rastrera y desagradable. Sea el empresario que lo contrató como el cliente al que atiende. También el compañero que tiene al lado. Y no nos olvidemos de los supervisores. Además, da la sensación de que a nadie le gusta su trabajo, nadie está ahí porque le fascine el teléfono ni aguantar las broncas de clientes insatisfechos. Por eso todos están siempre hablando de sus vacaciones. A expensas de caerle mejor o peor a la coordinadora que parte el bacalao. Los liberados de la UGT y de la CCOO versus los de la CGT, más implicados en las cuitas de los empleados.... (Continuará algún día, cuando ya no tenga que trabajar de teleoperador)
E l día que me ponga en serio a escribir, no va a quedar ninguna ubre llena, ni un ojo invadido por hormigas los colores de la vida blanco rojo y marrón serán la tinta de mi pluma no regresaré a la niñez más que una vez para visitar la infancia de mi padre como un viajero del tiempo. Me han engañado muchas veces me he peleado demasiado pocas he besado a escasas mujeres en la boca. Pero el día que me ponga a escribir de verdad empezaré a vengarme de la vida. Llamaré puta a la que es puta e hijo de al que fue amamantado con estiércol. Arrastrarme por el fango arrojarme desde un puente del Sena. No tiene sentido quedarme esperando sentado cuando tantos monstruos desfilan delante de mi vista. Yo no puedo seguir siendo bueno ni tal mal escritor un ser asqueroso generoso bondadoso piedras que hieren mis tobillos. He llorado demasiado con tus miserias y nadie me ha querido. Convertiré la tristeza en desprecio el perdón en ira la compasión en odio. ¿Por qué no me has amado? Ganas de golp...
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