Un teleoperador se da cuenta pronto de que la naturaleza humana es rastrera y desagradable. Sea el empresario que lo contrató como el cliente al que atiende. También el compañero que tiene al lado. Y no nos olvidemos de los supervisores. Además, da la sensación de que a nadie le gusta su trabajo, nadie está ahí porque le fascine el teléfono ni aguantar las broncas de clientes insatisfechos. Por eso todos están siempre hablando de sus vacaciones. A expensas de caerle mejor o peor a la coordinadora que parte el bacalao. Los liberados de la UGT y de la CCOO versus los de la CGT, más implicados en las cuitas de los empleados.... (Continuará algún día, cuando ya no tenga que trabajar de teleoperador)
Hoy, querido amigo, deberíamos olvidarnos de todo para así darnos la mano tranquilos. Recuerda esos momentos en la muralla embriagados en nuestras confidencias parecían palabras de otro tiempo mas cuanto daño nos hicieron. Si sólo nos unía la mala suerte ¿por qué la convertimos en pose de fracaso?. Otros confundían nuestros nombres alguien nos dijo que simulábamos ser hermanos en la lejanía todo se confunde todo debería ser perdonado. Nunca volverá ser lo mismo, lo sé la vida parece tener otros propósitos ajenos a antiguas aventuras. En el relativismo que a veces odio se encuentra la perfecta excusa para alejarse e instalarse en el eterno desencanto. Las películas que ahora se ven en la soledad de un cine vacío ya no nos dicen lo mismo aunque las estrellas sean las de siempre sus rostros parecen haber cambiado. Somos mejores cuando escribimos torcido somos mejores cuando fotografiamos espectros. Los insultados han creado un mundo más habitable. Pero la sinceridad se vende caro cuando l
Comentarios
Publicar un comentario