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Odio a los poetas (Homenaje a Eduardo García)

Quiero hacerle un pequeño y humilde homenaje al poeta Eduardo García, que falleció hace muy poco. Recuerdo que lo borré del FB el verano pasado porque me irritaba que fuese el típico autor que solo hablaba de su libro. Había sacado un poemario en aquella época, y estaba liado con las lecturas y las presentaciones. Por mensajería privada le había recordado que nos conocimos en los finales 90, en el pub Limbo, en una de esas animadas tertulias que organizaba Esperanza Mir, dinamizadora cultural espontánea cordobesa, y también me acordaba de lo que me pareció una cierta condescendencia en sus opiniones políticas sobre cierto conservadurismo de mi generación, que era también la suya, pues solo me llevaba 7 años. En ese círculo de amigos escritores donde un colega y yo entramos casi como intrusos, neófitos en el mundo de la poesía, porque veníamos del vídeo, de los cortos pretenciosos, Eduardo parecía una estrella de rock. Era la época de tótems como Juana Castro, el recuerdo de los poetas de la experiencia, los recitales en el café Can Can de la calle Alfaros, monopolizados por titulados de Filosofía y Letras, que sacaban números 0 y 1 de fanzines literarios evanescentes. Y ya estando en Madrid, recuerdo haber comprado su manual Escribir un poema, que no llegué a terminar y que doné a la Biblioteca Buenavista de la Avda. de los Toreros, donde creo que sigue, quizá aún virgen. Creo que lo rechacé porque no estaba de acuerdo, porque no creo que baste con enseñar la técnica del poema y del verso. Yo era un radical entonces y lo sigo siendo. Quizá porque no soporto a los poetas, a esa clase de poetas, ni sus recitales (no hay nada más absurdo que declamar versos propios en un café o en un bar, solo con un micrófono y un vaso de agua) . ¿Y la música, y las imágenes grabadas? ¿Es que vuestra vanidad no conoce el sentido del espectáculo?. Una de las pocas performances que realicé, fue en el 97, constaba de un guitarrista loco y un recitador igual de demente, gritando textos airados que incomodaban. Yo era un radical entonces y lo sigo siendo. Nunca me he sentido poeta, y no lo digo por malditismo ni por envidia (porque eso me haría poeta, y de los buenos).
Cualquiera que me pregunte por la escena poética cordobesa, le responderé que hay funcionarios muy respetados y lolitas hipsters pijas veinteañeras, zorritas millenials. Y posiblemente todos escriban de puta madre, mi crítica no va por ahí, me la suda cómo escriban, y las fotos que cuelguen en instagram. Si se creen estrellas del rock, es su problema.
Pero debo decir que cuando leí su obituario en El Mundo, me quedé impresionado. Porque lo conocí brevemente, porque no he leído su obra, como la de casi ningún poeta moderno, porque se ha ido un representante de aquella época dorada de la poesía (cordobesa o no) y porque me caía regular, como me caen casi todos los poetas, pagados de sí mismos, vanidosos, contradictorios. Para que yo os admire tenéis que ser geniales, y no me refiero a vuestros versos, porque buenos sois muchos, sino a vuestra personalidad. Tenéis que ser Anitas Obregones sin sentido del ridículo, borrachos tambaleantes, locos, iluminados, gente depresiva. Se ha muerto Eduardo García, y por fin, se ha hecho pasado aquella época. http://amediavoz.com/garciaEduardo.htm

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