Echo de menos caminar por las acequias
y encontrarme un perro muerto
devorado por los insectos
apenas sin pelo
putrefacto.
y encontrarme un perro muerto
devorado por los insectos
apenas sin pelo
putrefacto.
Junto a la carretera,
las latas tostadas al sol
las bolsas de basura medio abiertas
su contenido esparcido por los animales del bosque
el lento aullido en la espesura.
Echo de menos aquel incendio
forestal
y el calor irritante de las cigarras
las chicharras como las nombren
en tu pueblo
casas solariegas
patios
vides
y las bicicletas tiradas en la cuesta.
Un guardia civil mejor dos
agostados en el camino
pudriéndose como los galgos
ahorcados
las cunetas de la mala memoria
debajo las balas enterradas
un alcalde publica un bando
fuera los maestros
el repicar de las campanas
ningún cura se ha muerto.
Menos mal que hoy
nos vamos al centro comercial
a olvidar el pequeño pasado
tiempo añejito
que no quieren recordar
ni las abuelas.
No están ya los amigos
que registraban las conversaciones
que repetían los chistes hasta
el extrañamiento.
En los terraplenes, los saltamontes
saltimbanquis
Ignorantes del maquis
tanto como del cadáver
de un fallecido en accidente
de carretera.
Echo de menos zigzaguear por
la vía muerta
pero ahora que soy mayor
y que tengo más miedo que las viejas
prefiero ahuyentar a la Negra
rezando en el rincón
más escondido de la puerta.
las latas tostadas al sol
las bolsas de basura medio abiertas
su contenido esparcido por los animales del bosque
el lento aullido en la espesura.
Echo de menos aquel incendio
forestal
y el calor irritante de las cigarras
las chicharras como las nombren
en tu pueblo
casas solariegas
patios
vides
y las bicicletas tiradas en la cuesta.
Un guardia civil mejor dos
agostados en el camino
pudriéndose como los galgos
ahorcados
las cunetas de la mala memoria
debajo las balas enterradas
un alcalde publica un bando
fuera los maestros
el repicar de las campanas
ningún cura se ha muerto.
Menos mal que hoy
nos vamos al centro comercial
a olvidar el pequeño pasado
tiempo añejito
que no quieren recordar
ni las abuelas.
No están ya los amigos
que registraban las conversaciones
que repetían los chistes hasta
el extrañamiento.
En los terraplenes, los saltamontes
saltimbanquis
Ignorantes del maquis
tanto como del cadáver
de un fallecido en accidente
de carretera.
Echo de menos zigzaguear por
la vía muerta
pero ahora que soy mayor
y que tengo más miedo que las viejas
prefiero ahuyentar a la Negra
rezando en el rincón
más escondido de la puerta.
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