Yo tuve una novieta con 18 años, un rollete que se llamaba María de los Demonios ( es nombre figurado), que al poco de dejarlo conmigo, se enrolló con uno de mis mejores amigos, al que después dejó tirado para casarse con un médico. Debo decir que aquel amigo dejó de serlo, y que pasados los años, me enteré que tenía novio. Pero la frase crucial que aquella mujer, bastante irónica por cierto ( mientras estuve con ella me gustó esa ironía, después ya no tanto), me soltó en un autobús fue que qué malas eran las mujeres, a ver si aprendía, o algo así. Lo que recuerdo es que aquel rollo de apenas 3 meses me dejó bastante traumatizado, ( o digo "traumado", como ahora llaman "entreno" a entrenamiento?), y cada vez que me la encontraba en un pub, estaba meses escribiendo poemas torturados. Años después, en otra fase distinta de la vida, con otro amigo conocido en otras tesituras, me la encontré en un concierto de fados, y recuerdo que no me cayó mal, a pesar de toda la carga de pedantería provinciana que llevaba encima, haciendo como que sabía hablar francés con aire bohemio. Pero digo que no me cayó mal porque me di cuenta de la parodia burlesca en la que se había convertido aquella chica, una tía gilipollas a la que no reconocía, pero que quizá por eso me caía simpática, como caen bien los personajes de un sainete. De buena me había librado. A lo mejor la otra chica afrancesada que la acompañaba era su novia, y si había ido a un concierto de fados, era porque todo cuadraba. Todos nos las dábamos de intelectuales en aquella época, con una fp pelá y mondá. Pero el regusto es más dulce al recordarlo que al vivirlo..
A pagó el teléfono para que ningún conocido le volviera a recordar que la mejor película era El Padrino, o El Resplandor, o 2001. Fuegos fatuos. La mejor película era aquella en super-8 en la que salía su abuelo. Un clásico inolvidable aquella cinta VHS alquilada por 1 euro en La Fuensanta. Su hermano saliendo de casa a horas extrañas para traer una peli de serie b casi inencontrable. Disfrutarla juntos y después comentarla. No quiero a Stanley Kubrick hurgando en mi cabeza. Las películas que me gustan me las grabo yo de la tele. Cuánto más raras, más familia. Señor, llévame a Barsoon pronto...
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