Cada día se muere alguien en la televisión.
Y hoy, maldita sea, ha fallecido otro poeta.
No hace mucho visité la casa de los Panero,
mítica en mi memoria.
En la planta de arriba, en una magnífica sala vacía
entrevistaban a una señora mayor
a la que no logré identificar,
que debía ser familia o amistad.
Se vive y se muere a cada momento.
Y no podemos hacer nada.
Pedí un chato y lo dediqué a la memoria de los poetas muertos.
Va por vosotros, inútiles ascetas de la palabra.
Esta mañana me he merecido una paliza propinada por gente invisible.
He dejado sobre la vitrocerámica una fea mancha de café.
Ya no me sirven los versos de la experiencia
ni las películas de ciencia ficción recomendadas
por los críticos del Fotogramas.
Esta depresión nunca me abandonará.
Vivir es escupir a cada momento.
Como los viejos
como los viejos.
*Dedicado a ese loco, Leopoldo María Panero
Y hoy, maldita sea, ha fallecido otro poeta.
No hace mucho visité la casa de los Panero,
mítica en mi memoria.
En la planta de arriba, en una magnífica sala vacía
entrevistaban a una señora mayor
a la que no logré identificar,
que debía ser familia o amistad.
Se vive y se muere a cada momento.
Y no podemos hacer nada.
Pedí un chato y lo dediqué a la memoria de los poetas muertos.
Va por vosotros, inútiles ascetas de la palabra.
Esta mañana me he merecido una paliza propinada por gente invisible.
He dejado sobre la vitrocerámica una fea mancha de café.
Ya no me sirven los versos de la experiencia
ni las películas de ciencia ficción recomendadas
por los críticos del Fotogramas.
Esta depresión nunca me abandonará.
Vivir es escupir a cada momento.
Como los viejos
como los viejos.
*Dedicado a ese loco, Leopoldo María Panero
Comentarios
Publicar un comentario