En la última parada del viaje, caminando por Puebla de Sanabria, una placa contaba : "Peregrino, el Amor es el Camino". Las pintadas, los mensajes anónimos escritos en las paredes de ciudades distintas, de pueblos aleatorios, la palabra en la arena, los dibujos de rostros en los barrios decadentes y dejados, la creatividad espontánea de la gente, que deja su impronta en los muros, en las esquinas, en los balcones, en los tejados.. Una manzana robada en el patio de la Catedral de Tui, que parecía tan bien cuidado como el de un monasterio, conchas rescatadas de una playa increíblemente limpia y blanca, el camino de Santiago recorrido de forma caótica, León, Astorga, Ponferrada, Orense, Pontevedra, Vigo, Marín, Baiona, Tui, Puebla de Sanabria, mezclado con la Ruta de la Plata, en coche, contemplando a los verdaderos pelegrins (peregrinos), la cara de una estatua besando el suelo, la vieira exquisita, invitación de un joven hospedero, las tertulias radiofónicas en gallego donde se analizaban las posibles causas de los incendios este verano, una señora cocinera que nos decía que era un mito que en Galicia lloviese tanto, el calor inaudito, las pocas peleas de la pareja viajera, aunque compartir mucho tiempo en el automóvil y en los hoteles desafía la estabilidad sentimental de cualquiera, y aquí mi admiración y homenaje a mi mujer por soportar mis malos humores en el fim do mundo y en todas partes. Recuerdos al balonazo que le propinó un desagradable monstruo rubito que desahogaba su furor futbolero contra las paredes centenarias de Tui, y a Portugal, a sólo cien pasos.. Y más cosas que no quiero que se me olviden, y ya se están desintegrando..
A pagó el teléfono para que ningún conocido le volviera a recordar que la mejor película era El Padrino, o El Resplandor, o 2001. Fuegos fatuos. La mejor película era aquella en super-8 en la que salía su abuelo. Un clásico inolvidable aquella cinta VHS alquilada por 1 euro en La Fuensanta. Su hermano saliendo de casa a horas extrañas para traer una peli de serie b casi inencontrable. Disfrutarla juntos y después comentarla. No quiero a Stanley Kubrick hurgando en mi cabeza. Las películas que me gustan me las grabo yo de la tele. Cuánto más raras, más familia. Señor, llévame a Barsoon pronto...
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