Ayer el Colectivo Sublet (Anà.Is y yo) estuvimos en la nueva Casa del Lector, en las naves del Matadero, en Legazpi, Madrid. Asistimos a un breve recorrido guiado por las instalaciones, y nos cruzamos con el director César Antonio Molina, que se daba una vuelta, suponemos que para comprobar que todo funcionaba corréctamente. Lo que más me gustó fue la exposición sobre el fundador y benefactor Germán Sánchez Ruipérez, mecenas y creador de la editorial Anaya, y me gustó su filosofía de vida, la de un empresario de los de antes, con valores humanistas, y que ha donado este legado a la ciudad para fomentar la lectura y la cultura. Tiene la sala de juegos para niños más grande que he visto nunca, y unos gráficos sobre alfabetos de diversas lenguas del mundo. Personalmente no me convence mucho que las obras literarias estén en su mayoría digitalizadas y que se le de la misma importancia al libro electrónico que al de papel, debo ser un antiguo. También me encantó ver los libros de texto antiguos, similares a los que aún conserva mi padre y que él utilizó en el colegio en los años 50.
Recomiendo la visita, al igual que al resto de las instalaciones de Matadero, una maravilla.
Matadero de Madrid, que me maten y me entierren allí. Templo del gafapasta y del modernillo, del artista bohemio y del gay oso paseador de perros, oráculo del esteticista, del espectador concienciado de obras de teatro activistas, naves ind...
ustriales reconvertidas en salas de exposiciones guapas y de eventos de moda con gente también guapa, ó fea con tatuajes que se dedican al porno alternativo. Todo lo que siempre quise ser y no soy, luces y candilejas ilusorias y engañosas de mi vida en el pueblo. Soy felíz en esos paseos por la gran ciudad.
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