Colonia-Jardín
Estudio de arquitectura
Concesionario de lujo
delicatessen
Paseadores de perros
y de viejos
Asistentes para todo
Asistentas con uniforme a rayas
guardería bilingüe
clínica de odontología
seguro privado
mutua
universidad religiosa
porteros de traje y chaqueta
ningún problema
fenomenal
todo arreglado
los bares llenos
las confiterías con colas
Un tipo que corre
otra que no
pero viene del gimnasio
Pechos operados
como misiles tierra-tierra
una buena alimentación
niñas de uniforme
de la inmaculada
de los maristas
brackets relucientes
como pulidos
y los pendientes redonditos
te portarás bien, lo sé.
Guiris del norte
muy altos y muy rubios
algún norteamericano con gafas
y el señor de la media melena blanca
despreocupado
jovial
de blanca dentadura
y gemelos de ensueño,
ese mismo que me mira ahora, indiferente.
Cuando paso a su lado
frente a sus garajes, sus jardines privados
sus piscinas interiores
sin conocernos`
pienso
en las decisiones que ellos toman
casi todos los días
sobre mi vida anónima.
Pocas, muy pocas veces, nos rozamos.
A pagó el teléfono para que ningún conocido le volviera a recordar que la mejor película era El Padrino, o El Resplandor, o 2001. Fuegos fatuos. La mejor película era aquella en super-8 en la que salía su abuelo. Un clásico inolvidable aquella cinta VHS alquilada por 1 euro en La Fuensanta. Su hermano saliendo de casa a horas extrañas para traer una peli de serie b casi inencontrable. Disfrutarla juntos y después comentarla. No quiero a Stanley Kubrick hurgando en mi cabeza. Las películas que me gustan me las grabo yo de la tele. Cuánto más raras, más familia. Señor, llévame a Barsoon pronto...
La Moraleja!
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