Germinó la vida
con treinta monedas
y no era Judas el Tesorero
de tanto descubrimiento.
Con aquel deslumbramiento,
estuvo presente el goce
del dulce fervor eterno,
juventud en los olivos de tu nombre.
En el interior de las aceitunas
descubrí los años desperdiciados
en la falta de talento
en el entretenimiento
pero quedó el aceite de tu cuerpo.
La Belleza es siempre sorprendente
trascendente
se ufana en la calle
duele como al principio de todo.
Cantos sufíes en el hilo musical del locutorio.
Dios hoy no está en el árbol
ni en la lágrima.
Es incapaz de hablar.
Y el chico escaldado se detuvo a mirar..
con treinta monedas
y no era Judas el Tesorero
de tanto descubrimiento.
Con aquel deslumbramiento,
estuvo presente el goce
del dulce fervor eterno,
juventud en los olivos de tu nombre.
En el interior de las aceitunas
descubrí los años desperdiciados
en la falta de talento
en el entretenimiento
pero quedó el aceite de tu cuerpo.
La Belleza es siempre sorprendente
trascendente
se ufana en la calle
duele como al principio de todo.
Cantos sufíes en el hilo musical del locutorio.
Dios hoy no está en el árbol
ni en la lágrima.
Es incapaz de hablar.
Y el chico escaldado se detuvo a mirar..
Comentarios
Publicar un comentario