Recuerdo al trotamundos que practicaba surf
sobre mi cabeza caliente
que desprendía chorros de géiser,
era vapor de los 50
puro rocanrol de bikinis y rostros sanos.
Ahora echo de menos islas que nunca he visto
recuerdos de playas donde no he estado
gente a la que no envidiaría
pero que sin embargo quiero envidiar admirar querer amar.
Es raro extraño
este afán de covertirme en fan
de iconos de la cultura popular
mezclar el punk de monopatín
con lo mejor de los Beach Boys
con algo de noise británico
y ser felíz en patios de ladrillo rojo
frente a un mar leonado.
Fabricarse otra vida
completamente alejada
con grafiteros entre ruinas y palmerales
lejos del reino del estroncio y el bario.
Las mulatas y el azar son inconfundibles
cojo mi guitarra eléctrica
e invoco a Bill Halley
por favor por favor no tomes ese avión..
Recuerdo el Kódigo de Barras
sus habitantes tocados con míticos tupés
y las cazadoras de cuero
como de otra dimensión
y el Sangre Española
un sótano grasiento
yo no conocía a los Stranglers
ni a los Smithreens
y cuando llegaron los Lemonheads
yo ya estaba muerto.
Ahora lo único que tengo
Bahamas en mi mente
un sol gigante se ahoga
en olas de 500 metros de altura
y en la orilla
con sus equipo desvencijado
Glas Vegas toca un calypso deformado.
Los Mods se alejan por la sombra
planeando otra revolución rebelde
como llaneros solitarios
se inventan su propio horizonte...
(continuará la elegía rocanrolera)
*En la foto, Glasvegas
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