Asumiendo que le estoy haciendo publicidad, y que puedo atraer a más turistas hacia aquel rincón de la costa murciana, dentro de una reserva natural, no puedo más que alabar las playas de Calblanque, no hormigonadas aún, no vilipendiadas por el turismo avasallador. Los textiles conviven con los nudistas en franca armonía, el agua no es puro orín ni está sucia, recuerda a ese rincón gaditano de los Caños de Mécar, tiempo ha. Un día allí valió más que una semana en Holanda. Volvería sin pensarlo. He visto alguna campaña en internet para salvar esa costa porque parece que hay intentonas de urbanizar parte de esa reserva regional, no podía ser menos.
¡¡ Anda , eso era lo mismo que me ponían en la carta el ministerio de defensa cuando me declararon inútil para el servicio militar !! ¡¡ Que alegría !! Mientras mi peloton del Rainbow Six no se entere...
ResponderEliminarPor suerte hoy en dia es mas facil lograr no ir.
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