Si yo recordara en esta bitácora a Córdoba tan bien como lo hace Ciudadano B, ya estaría muerto de melancolía. No me siento capaz de recorrer sus calles, también las mías, nisiquiera con la imaginación. Lo digo en serio, no tendría fuerzas para soportarlo. Ahora mismo yacería bajo una lápida del Cementerio de San Rafael.
N o la conoces pero ella sabe tu nombre. Es de esas personas por las que muchos morirían o se matarían. No es sobrehumana tiene defectos pero deja una marca que cuesta borrar. Es una reina que no ejerce pero se encuentra con súbditos por todas partes. Practica una suerte de hipnosis o de sortilegio oculto palabras en un idioma que solo ella susurra en tu oído. Tranquiliza saber que esta alegría este sufrimiento es ampliamente compartido. Me he propuesto disfrutar de su presencia mientras dure el hechizo. Porque mañana no estará ni habrá posibilidad de conocer su paradero. Somos varios los que nos encontramos en un lugar secreto, y al decir un código que todos hemos pactado, deseamos que ella haga acto de presencia. Pero solo nos queda la leyenda. A D.
Yo lo soporto -no tengo otro remedio-. Y no es una cuestión de capacidad, amigo JM-G, es simplemente que cierro los ojos y están ahí... como Freddy Crugger, los circulitos de colores o esa parte de la vida que nunca vemos.
ResponderEliminar