La pasada noche soñé que paseaba por la ribera, desde un estrecho polígono industrial una nave disparaba con un cañón semejante al del hombre bala grandes globos blancos de tela que caían cerca de mí y de unos chavales que jugaban a enmarcar un viejo balón.
Los zagales corrían a recoger los globos. Yo sólo me molesté en atrapar uno de ellos que rodando venía en mi dirección. Algo sonaba en su interior. Rasgué la tela, y apartando un puñado de espuma seca del interior del globo saqué un pequeño espejito y una miniestanteria de madera, con la etiqueta del nuevo comercio. Parece que era una extraña estrategia de promoción, me dije, una más.
Observé con más atención la etiqueta del reverso del espejito. Había una foto de mala calidad de un grupo de personas en actitud festiva. Reconocí a algunos de mis amigos, y a mi mismo al fondo.
Prestando más atención recordé aquella fiesta de hace años en la festividad de la cruz de hierro (¿?) y sospeché quién podía haber realizado la fotografía.
Me encaminé a casa de una pareja amiga que podían confirmármelo mientras una sospecha iba irritando mi ánimo. Cuando llegué, había amanecido (el momento anterior ocurrió cuando anochecía) y mis amigos, recién levantados, ya tenían en su poder algunos artículos de la nueva tienda con otras fotos en las que aparecíamos en fiestas y reuniones de años pasados e incluso un dvd con un anuncio promocional del nuevo comercio donde aparecíamos filmados en bodas y fiestas de hace mucho, en distintos formatos (con super 8, grabación de vídeo y móviles). Mis amigos no parecían tan molestos como yo, lo cual me irritaba más, pero me confirmaron mis sospechas sobre quién grabó aquello.
Un individuo que no pertenecía al círculo de amigos y conocidos, sino que durante un breve periodo de la pasada década nos frecuentó como conocido de la novia de un amigo o algo así.
El tipo además ahora había abierto la dichosa tienda de muebles.
De imprevisto, el mencionado se presentó en casa de mis amigos envuelto en sonrisas y haciéndose el loco. Para mí estaba claro que era un anormal que estaba usando su tétrico negocio para ridiculizarnos con su promoción que aplastaba la intimidad de nuestro (de mi) pasado.
Le dejé bien claro todo ello, (cosa que a él parecía importarle bien poco) y lo que me quedó bien claro a mi, es que, aunque le metiera una denuncia o el miedo en el cuerpo, el daño ya estaba hecho y era irreversible.
Esta mañana cuando venía caminando hacia la biblioteca donde escribo este blog,he cruzado miradas con otro tipo (este real, el del sueño nunca lo fue) y una luz me ha iluminado. Estudiaba conmigo en el instituto, le llamábamos EL TRAIDOR.
Los zagales corrían a recoger los globos. Yo sólo me molesté en atrapar uno de ellos que rodando venía en mi dirección. Algo sonaba en su interior. Rasgué la tela, y apartando un puñado de espuma seca del interior del globo saqué un pequeño espejito y una miniestanteria de madera, con la etiqueta del nuevo comercio. Parece que era una extraña estrategia de promoción, me dije, una más.
Observé con más atención la etiqueta del reverso del espejito. Había una foto de mala calidad de un grupo de personas en actitud festiva. Reconocí a algunos de mis amigos, y a mi mismo al fondo.
Prestando más atención recordé aquella fiesta de hace años en la festividad de la cruz de hierro (¿?) y sospeché quién podía haber realizado la fotografía.
Me encaminé a casa de una pareja amiga que podían confirmármelo mientras una sospecha iba irritando mi ánimo. Cuando llegué, había amanecido (el momento anterior ocurrió cuando anochecía) y mis amigos, recién levantados, ya tenían en su poder algunos artículos de la nueva tienda con otras fotos en las que aparecíamos en fiestas y reuniones de años pasados e incluso un dvd con un anuncio promocional del nuevo comercio donde aparecíamos filmados en bodas y fiestas de hace mucho, en distintos formatos (con super 8, grabación de vídeo y móviles). Mis amigos no parecían tan molestos como yo, lo cual me irritaba más, pero me confirmaron mis sospechas sobre quién grabó aquello.
Un individuo que no pertenecía al círculo de amigos y conocidos, sino que durante un breve periodo de la pasada década nos frecuentó como conocido de la novia de un amigo o algo así.
El tipo además ahora había abierto la dichosa tienda de muebles.
De imprevisto, el mencionado se presentó en casa de mis amigos envuelto en sonrisas y haciéndose el loco. Para mí estaba claro que era un anormal que estaba usando su tétrico negocio para ridiculizarnos con su promoción que aplastaba la intimidad de nuestro (de mi) pasado.
Le dejé bien claro todo ello, (cosa que a él parecía importarle bien poco) y lo que me quedó bien claro a mi, es que, aunque le metiera una denuncia o el miedo en el cuerpo, el daño ya estaba hecho y era irreversible.
Esta mañana cuando venía caminando hacia la biblioteca donde escribo este blog,he cruzado miradas con otro tipo (este real, el del sueño nunca lo fue) y una luz me ha iluminado. Estudiaba conmigo en el instituto, le llamábamos EL TRAIDOR.
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