Quizá nos acordamos más de ellas como de Dios, en los malos momentos. Cuando más hacen falta sus abrazos y sus palabras cariñosas. Uno crece y se cree fuerte y seguro, independiente. Se aleja de la familia y forma la suya propia, o se refugia en los amigos y compañeros, intentando sustituirla de alguna manera. Pero a la hora de la verdad, ellas son las que de verdad están ahí, las que cuentan. Y devolverles todo lo que nos han dado nunca se podrá hacer. Ya sabéis quiénes son : las madres.
Hoy, querido amigo, deberíamos olvidarnos de todo para así darnos la mano tranquilos. Recuerda esos momentos en la muralla embriagados en nuestras confidencias parecían palabras de otro tiempo mas cuanto daño nos hicieron. Si sólo nos unía la mala suerte ¿por qué la convertimos en pose de fracaso?. Otros confundían nuestros nombres alguien nos dijo que simulábamos ser hermanos en la lejanía todo se confunde todo debería ser perdonado. Nunca volverá ser lo mismo, lo sé la vida parece tener otros propósitos ajenos a antiguas aventuras. En el relativismo que a veces odio se encuentra la perfecta excusa para alejarse e instalarse en el eterno desencanto. Las películas que ahora se ven en la soledad de un cine vacío ya no nos dicen lo mismo aunque las estrellas sean las de siempre sus rostros parecen haber cambiado. Somos mejores cuando escribimos torcido somos mejores cuando fotografiamos espectros. Los insultados han creado un mundo más habitable. Pero la sinceridad se vende caro cuando l
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