Aunque es cierto y positivo que las empresas de Trabajo Temporal (ETT) facilitan la incorporación de mucha gente jóven al mercado de trabajo, no hay que olvidar que abarata los costes, ya que las empresas que subcontratan se ahorran la selección de candidatos, el despido es muy fácil y económico y además, no suelen tener representación sindical. Lo que me interesa profundizar es en un aspecto sangrante del trabajador subcontratado, y es éste: la gran diferencia de trato y prestaciones entre este tipo de trabajador y el que sí pertenece a la empresa contratante por contrato, haciendo los dos las mismas funciones. A veces, el empleado de ETT me recuerda al becario, porque suele acabar haciendo el trabajo sucio de los demás compañeros, por menos sueldo, o con más temporalidad y precariedad. Sé que hay empresas excepcionales donde esto no ocurre, pero hablo de una tendencia general. Estas diferencias las comparo con la desigualdad que existe entre la empresa pública y la privada. El funcionariado trabaja 35 horas semanales con sus permisos de maternidad y paternidad aplicados realmente más otros privilegios laborales. Los sindicatos tradicionales están bien representados en la empresa pública y suelen presionar para que se consigan los derechos que piden los funcionarios. ¿Pero qué pasa con el trabajador subcontratado por ETT?.¿Qué sindicato lucha por ellos?.
Reconozco que esta reflexión viene influida por mi situación personal, en la que sin ser ya tan jóven como un recién licenciado que busca su primer empleo, pido una estabilidad laboral que se me niega una y otra vez. Como yo hay cientos de miles de treintañeros, que aunque consiguen trabajar intermitentemente, no logran sus aspiraciones laborales o de vida, ya que el mercado económico español no ha conseguido ofrecernos trabajos acordes con nuestros estudios o aspiraciones, o si no, simplemente, con una estabilidad y continuidad normal. Se ha conseguido rebajar el paro a costa de empleos malpagados y precarios. Tenemos trabajo pero de escasa calidad, y encima sigue estando mal vista la queja por generaciones superiores en edad ya que el trabajo sigue siendo considerado una concesión, un regalo sagrado e intocable para la sociedad. Debemos seguir mostrándonos agradecidos ya que desde pequeños lo hemos tenido todo. Debemos parecer conformistas, y como dice mi madre, mentir sobre lo que gano y no parecer un perdedor ante los demás. Perdedor, una palabra de una cultura foránea que estamos asumiendo en nuestra sociedad latina como algo natural, sin serlo. Pero este es otro tema. Ahora tengo que seguir currando en silencio.
Reconozco que esta reflexión viene influida por mi situación personal, en la que sin ser ya tan jóven como un recién licenciado que busca su primer empleo, pido una estabilidad laboral que se me niega una y otra vez. Como yo hay cientos de miles de treintañeros, que aunque consiguen trabajar intermitentemente, no logran sus aspiraciones laborales o de vida, ya que el mercado económico español no ha conseguido ofrecernos trabajos acordes con nuestros estudios o aspiraciones, o si no, simplemente, con una estabilidad y continuidad normal. Se ha conseguido rebajar el paro a costa de empleos malpagados y precarios. Tenemos trabajo pero de escasa calidad, y encima sigue estando mal vista la queja por generaciones superiores en edad ya que el trabajo sigue siendo considerado una concesión, un regalo sagrado e intocable para la sociedad. Debemos seguir mostrándonos agradecidos ya que desde pequeños lo hemos tenido todo. Debemos parecer conformistas, y como dice mi madre, mentir sobre lo que gano y no parecer un perdedor ante los demás. Perdedor, una palabra de una cultura foránea que estamos asumiendo en nuestra sociedad latina como algo natural, sin serlo. Pero este es otro tema. Ahora tengo que seguir currando en silencio.
Cuánto nihilismo!! uno de los problemas del trabajo actual, aparte de la precariedad de las condiciones, que desmotivan mucho, es que no dá ninguna satisfacción personal la mayoría de las veces. Aunque lo hagas bien.
ResponderEliminarexacto. yo creo que los de nuestra generación han sido educados con demasiadas expectativas, y la vida laboral no es como nos la contaron.creo q también pasa esto porque vivimos en la sociedad de la opulencia y cada vez pedimos mejores condiciones, más comodidades. es el problema del desarrollo, nos venden la moto del exito economico español pero las clases medias y bajas no lo notan.
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