Esta mañana muy temprano, al ir a esperar al bus de empresa, un señor de unos cincuenta años me ha abordado y me ha preguntado con tono de loqueras que si lo atropellaban, el farruquito de turno iría a juicio de penales o qué. amablemente le he dicho que probablemente y he seguido mi camino. después se ha aproximado a mí, que ya me encontraba en la cola de trabajadores, y me ha vuelto a repetir su pregunta surrealista. esta vez le he respondido con ironía que era muy temprano. y él, con lógica aplastante, me ha preguntado que si era muy temprano para su pregunta. he pasado de él y se ha ido a abordar a otro transeúnte.
espero que ese señor no sea su propio abuelo.
Esto me ha recordado que quizá yo sea mi propio padre, quiero decir, que vea reflejadas en mí, actitudes de mi padre, lo que no sería ni bueno ni malo, sino un hecho biológico y cultural.
creo que casi todo el mundo no quiere parecerse a sus padres, hay una lucha interior intensa, una tensión que dura mientras buscamos o fabricamos nuestra identidad diferenciada. mi novia me lo dice : cada día te pareces más a tu padre. cuando yo me veo en el trabajo, también me recuerdo a él. el trabajo nos define a los hombres, sobretodo cuando nos pasamos casi todo el día en él. parece que no hubiera otra cosa, tan sagrado es en nuestra civilización.
mis abuelos y mi padre conservan esa ética del trabajo de la gente mayor y que nosotros los jóvenes hemos perdido. consiste en una seriedad especial, un compromiso de vida, el ejercicio de un tipo de responsabilidad, el hacer las cosas bien. para ellos tenía un sentido. para mí no lo tiene, yo ya nací con todo cubierto, por lo que he pedido más alzado a la pirámide de maslow. sólo que esto es fuente de frustraciones. hay que volver al padre. hacer las cosas bien aunque te vean como un número en el departamento de rrhh. por dignidad propia. sigo sin creérmelo, pero admiro la ideología antigua de mi padre.
espero que ese señor no sea su propio abuelo.
Esto me ha recordado que quizá yo sea mi propio padre, quiero decir, que vea reflejadas en mí, actitudes de mi padre, lo que no sería ni bueno ni malo, sino un hecho biológico y cultural.
creo que casi todo el mundo no quiere parecerse a sus padres, hay una lucha interior intensa, una tensión que dura mientras buscamos o fabricamos nuestra identidad diferenciada. mi novia me lo dice : cada día te pareces más a tu padre. cuando yo me veo en el trabajo, también me recuerdo a él. el trabajo nos define a los hombres, sobretodo cuando nos pasamos casi todo el día en él. parece que no hubiera otra cosa, tan sagrado es en nuestra civilización.
mis abuelos y mi padre conservan esa ética del trabajo de la gente mayor y que nosotros los jóvenes hemos perdido. consiste en una seriedad especial, un compromiso de vida, el ejercicio de un tipo de responsabilidad, el hacer las cosas bien. para ellos tenía un sentido. para mí no lo tiene, yo ya nací con todo cubierto, por lo que he pedido más alzado a la pirámide de maslow. sólo que esto es fuente de frustraciones. hay que volver al padre. hacer las cosas bien aunque te vean como un número en el departamento de rrhh. por dignidad propia. sigo sin creérmelo, pero admiro la ideología antigua de mi padre.
HAY QUE LUCHAR POR CONSERVAR LA ETICA LABORAL PROPIA, AUNQUE SOLO SEA POR LA DIGNIDAD PERSONAL Y EL RECONOCIMIENTO DE UNO MISMO, YA QUE NO VAN ASOCIADOS NI A UN PUESTO DE TRABAJO PERMANENTE, NI MUCHO MENOS A UNA EMPRESA O JEFES/COMPAÑEROS COMPROMETIDOS. VAYA, QUE NI EL TRABAJO NI LOS CLIENTES NI EL DINERO LO MERECEN.SOLO PARA NO CONVERTIRSE EN OTRO ZOMBIE, PARA CABREARSE A GUSTO CON RAZON Y NO POR VICIO, PARA ESTAR VIVO EN DEFINITIVA TAMBIÉN EN LAS POCO DESEADAS HORAS LABORALES, Y QUE LA VIDA NO SE NOS ESCAPE ENTRE LAS PAUSAS QUE SEPARAN LOS FINES DE SEMANA.
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