OCUPACIÓN LEGÍTIMA DE VIVIENDAS VACÍAS
Ha llegado a ser tan inaceptable el problema de la carestía de la vivienda de alquiler y compra, y sobretodo, la cantidad de viviendas vacías cuyos propietarios utilizan para la especulación, que propongo, ante la inactividad de los gobiernos de derecha e izquierda para garantizarnos el derecho a una vivienda digna, la legítima ocupación / okupación
de casas y pisos por parte de particulares y asociaciones que necesiten con urgencia un alojamiento. La cuestión es que las fuerzas de seguridad suelen proteger la propiedad privada ya que el estado lo hace, incluso en detrimento del bien general y público, que también es parte intrínseca del estado, por lo que al anteponer el interés particular a la intervención para salvaguardar el derecho constitucional, convierte en legítimo el acto libertario de apropiarse de la propiedad no utilizada como vivienda real por su dueño.
El relator de las Naciones Unidas para la Vivienda ha tirado de las orejas al gobierno español por no preocuparse de los excesos del Mercado Inmobiliario y porque le parece inaceptable las condiciones indignas e infrahumanas en las que viven muchos inmigrantes, personas mayores y gitanos en poblados chabolistas y viviendas infrahumanas, colectivos que al igual que la empobrecida clase media, nunca podrán acceder a una vivienda digna y de precio asequible. El negocio inmobiliario mueve tanto dinero que se ha generalizado el mobbing o acoso de los asustaviejas, prácticas comunes de muchos caseros para expulsar a los inquilinos de rentas bajas de propiedades antiguas para construir después en esos solares rentables pisos de lujo.
Esto se ve en el barrio de Lavapiés, en Madrid, zona degradada que se está convirtiendo en ghetto mientras los especuladores esperan a que los habitantes se marchen. La no intervención de las instituciones públicas, sea el ayuntamiento, la comunidad autónoma o el ministerio competente, en la regulación de este caos especulativo va a obligar a que el individuo o el colectivo actúen para defenderse del abuso capitalista.
Nos queda la acción libertaria fuera del sistema o votar a la izquierda real, si aún existe, y si aún confiamos en este mecanismo de representación democrática para dar el poder local a partidos como Izquierda Unida que no tienen prejuicios en ser intervencionistas y reguladores del mercado. Pero es responsabilidad del ciudadano ser consciente y darse cuenta de que su paso por la sociedad no se limita al consumo y al trabajo. Si quiere mejorar su entorno tiene que ser exigente con los que gestionan sus impuestos e impedir que las circunstancias exploten y lleguen a un límite para no tener que reaccionar demasiado tarde, cuando hipotecado hasta las cejas, empobrecido y endeudado, se vea obligado a ejercer la violencia cuando el sistema no le ofrezca otros canales de protesta.
Y vuelvo a reiterar que todo esto es posible si el individuo tiene todavía la confianza en el sistema, porque si la pierde,...MALO.
Ha llegado a ser tan inaceptable el problema de la carestía de la vivienda de alquiler y compra, y sobretodo, la cantidad de viviendas vacías cuyos propietarios utilizan para la especulación, que propongo, ante la inactividad de los gobiernos de derecha e izquierda para garantizarnos el derecho a una vivienda digna, la legítima ocupación / okupación
de casas y pisos por parte de particulares y asociaciones que necesiten con urgencia un alojamiento. La cuestión es que las fuerzas de seguridad suelen proteger la propiedad privada ya que el estado lo hace, incluso en detrimento del bien general y público, que también es parte intrínseca del estado, por lo que al anteponer el interés particular a la intervención para salvaguardar el derecho constitucional, convierte en legítimo el acto libertario de apropiarse de la propiedad no utilizada como vivienda real por su dueño.
El relator de las Naciones Unidas para la Vivienda ha tirado de las orejas al gobierno español por no preocuparse de los excesos del Mercado Inmobiliario y porque le parece inaceptable las condiciones indignas e infrahumanas en las que viven muchos inmigrantes, personas mayores y gitanos en poblados chabolistas y viviendas infrahumanas, colectivos que al igual que la empobrecida clase media, nunca podrán acceder a una vivienda digna y de precio asequible. El negocio inmobiliario mueve tanto dinero que se ha generalizado el mobbing o acoso de los asustaviejas, prácticas comunes de muchos caseros para expulsar a los inquilinos de rentas bajas de propiedades antiguas para construir después en esos solares rentables pisos de lujo.
Esto se ve en el barrio de Lavapiés, en Madrid, zona degradada que se está convirtiendo en ghetto mientras los especuladores esperan a que los habitantes se marchen. La no intervención de las instituciones públicas, sea el ayuntamiento, la comunidad autónoma o el ministerio competente, en la regulación de este caos especulativo va a obligar a que el individuo o el colectivo actúen para defenderse del abuso capitalista.
Nos queda la acción libertaria fuera del sistema o votar a la izquierda real, si aún existe, y si aún confiamos en este mecanismo de representación democrática para dar el poder local a partidos como Izquierda Unida que no tienen prejuicios en ser intervencionistas y reguladores del mercado. Pero es responsabilidad del ciudadano ser consciente y darse cuenta de que su paso por la sociedad no se limita al consumo y al trabajo. Si quiere mejorar su entorno tiene que ser exigente con los que gestionan sus impuestos e impedir que las circunstancias exploten y lleguen a un límite para no tener que reaccionar demasiado tarde, cuando hipotecado hasta las cejas, empobrecido y endeudado, se vea obligado a ejercer la violencia cuando el sistema no le ofrezca otros canales de protesta.
Y vuelvo a reiterar que todo esto es posible si el individuo tiene todavía la confianza en el sistema, porque si la pierde,...MALO.
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