C abriolas en el agua y olor a porro fino. Niños que piden atención y padres que se los dejan a los canguros socorristas. Otros que se tiran de cabeza, bomba, de espalda, campeones de salto de longitud llegados del gueto. Unidos por la falta de urbanización y piscina comunitaria, los pobres, los extranjeros, los turistas, los que viven en el centro, remojan sus cuerpos doloridos. Los niños ansiosos, los que pasan de las normas, los que fuman a escondidas, los que beben ufanos en el chiringo del fondo, comunidad de inmolestados, donde el sol manda. Árboles y gorriones en comandita beben los vientos por nosotros, ignorantes a la otra fiesta del rampante verano.
l os hijos vestidos de plata principitos que van de fiesta discotecas volantes en la tumba de las abuelas. Pensaba que en el futuro los recuerdos se implantaban a falta de otra cosa. Nos sentíamos especiales pero envejecemos como todos. La enfermedad y la muerte son el mejor filtro ni siquiera la sabiduría es necesaria para la especie. Solo reproducirse para vencer el impulso nihilista. Faldas cortas y largos escotes desde hace 50 años. Viejos tatuados ancianos pirceados dolores cool, parece el nombre de una novela moderna. ¿Dónde está el coche de mi padre?. Escasas son las luciérnagas que alumbran el porvenir.